Invítame

Escucharte

fragmentos de una mujer Nov 03, 2024

 

 

Cada día mi cuerpo habla de distintas maneras. Hace semanas que me duelen las articulaciones de las manos, el cuello, las cervicales, las caderas y los pies. Mi ojo izquierdo tuvo un derrame, y mi período está más irregular que nunca. Es el cuerpo obligándome a priorizarme. También pienso que tiene que ver con ese sueño frustrado de escribir un libro. Lo llevo escrito en cada célula; está en mis pensamientos a lo largo del día. Sé que lo estoy ignorando, y me culpo por no darme el tiempo. Los días se me van resolviendo temas del trabajo, entre las responsabilidades de madre y ama de casa. Hago todo, menos escribir esos libros; ya hasta título tienen. Uno está a medias.

Ser cuarentona es ser revolucionaria. Dentro de una misma se va gestando una manera diferente de ver la vida: empiezas a poner más atención a tus necesidades. También te das cuenta de cuánto desamor te has dado; descubres el daño que te has hecho, ya sea por ignorancia, por sobrevivir, por querer tener un lugar en el mundo, por perseguir tus sueños, por ingenua o por confiar. Como sea que hayan sido esos años, nos pertenecen; son parte de nuestra historia, y no hay que sentir culpa por ello. Mirarnos con compasión, amor y respeto es lo que sigue.

Escucharnos en todos los aspectos.
Escuchar el alma.
Escuchar el corazón.
Escuchar el cuerpo.
Escuchar los pensamientos.
Escuchar el diálogo interno.
Escuchar lo cotidiano.
Escuchar los sueños.
Escuchar las cosas simples de la vida.
Escuchar al otro.
Escuchar los sonidos de la naturaleza.
Escuchar el bullicio de las ciudades.
Escuchar con los ojos.
Escuchar los sabores.

Todo en el universo comunica. La vida es una parlanchina.

Escucha. Escúchate.